

Día tras día muchxs terapeutas explican a las familias la necesidad de trabajar, en la intervención diaria de lxs niñxs que poseen dificultades en muchas facetas de la vida cotidiana las funciones ejecutivas (FE). Pero como sabemos que, a veces no llegáis a terminar de visualizar lo que significa este término, os proponemos que leáis este post con diferentes ejemplos, para que podáis resolver algunas de vuestras dudas.
Pero…¿qué son las funciones ejecutivas?
Las podríamos definir como “son actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas”. Bauermeister, 2008.
Están presentes en prácticamente la totalidad de las actividades de la vida cotidiana, y es que, son las que nos diferencian de otras especies animales que reaccionan de manera automática a los estímulos ambientales. Por tanto, las FE son los procesos más evolucionados de nuestro cerebro y constituyen el sistema de control y regulación de la mente.
Dentro de nuestro cerebro, la parte encargada para llevar a cabo las FE, es la corteza prefrontal. Las funciones que se desarrollan en ella son las siguientes:
Y…¿cuáles son las habilidades cognitivas necesarias para poder ponerlas en marcha?
Las habilidades cognitivas principales que intervienen en esos procesos y por tanto, componen las FE, son las siguientes:
- Planificación: es la capacidad de generar objetivos, desarrollar planes de acción para conseguirlos y elegir el más adecuado en base a la anticipación de consecuencias. Se ocupa tanto de los fines (qué hay que hacer) como de los medios (cómo hay que hacerlo). Esta habilidad nos permite secuenciar nuestra conducta en base a un objetivo. Por ejemplo, cuando nuestros peques se disponen a hacer un dibujo, la planificación, es la FE encargada de que el niño o la niña prepare el material que va a necesitar, lo coloque en el lugar donde va a trabajar, sepa lo que quiere dibujar, elija el modo de iniciar el dibujo, etc.
- Inhibición: es la habilidad cognitiva que nos permite controlar las respuestas impulsivas. Para hacernos una idea, imaginémonos que es algo así como el freno cognitivo, que se encargaría de evitar prestar atención a estímulos irrelevantes y centrarnos en nuestro objetivo, es decir, de detenernos antes de actuar en respuesta a un estímulo determinado ambiental o interno. Un ejemplo de esta habilidad, sería el conocido juego “GO-NO GO”. También tiene que ver con la capacidad de resistirse a una tentación. Os animamos a que entréis en el siguiente enlace para disfrutarlo:
https://www.youtube.com/watch?v=m_ZguqVuYjc
- Monitorización: Hace referencia a la habilidad de mantener la atención sobre la tarea que llevamos a cabo mientras regulamos cómo estamos haciéndola.
La imagen de la izquierda es un ejemplo de cómo trabajamos esta habilidad; una vez que la niña llega a la flecha, tiene que retroceder y comparar con los números arriba escritos correctamente, y rectificar si fuera necesario.
- Flexibilidad cognitiva: Hace referencia a la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestro pensamiento y conducta a las demandas del entorno, tales como situaciones novedosas, cambiantes e inesperadas.
La flexibilidad cognitiva tiene un papel relevante en el aprendizaje y en la capacidad de resolución de problemas. Un ejemplo sencillo sería la siguiente situación:”Vamos a desayunar, pero no quedan cereales” ¿qué hacemos?, ¿nos enfadamos y vamos al trabajo sin desayunar?, ¿desayunamos en una cafetería?
Con respecto a los niñxs, podemos observar cómo quieren las cosas inmediatamente, les afectan los cambios de rutina y como consecuencia de ello, pueden sufrir rabietas. En la mayoría de ocasiones, esto es debido a que su flexibilidad mental está en plena maduración y aún no tienen en cuenta diferentes opciones o alternativas.
- Toma de decisiones: es la capacidad que nos permite valorar, seleccionar y elegir entre diferentes alternativas la mejor opción para la consecución de nuestros objetivos y metas.
- Memoria de trabajo: esta habilidad cognitiva nos permite almacenar y manipular temporalmente la información en base a nuestros objetivos.
La memoria de trabajo es imprescindible y la utilizamos en prácticamente la totalidad de las actividades de nuestra vida diaria. Un ejemplo de ello sería cuando atendemos una llamada en la que se deja un recado para una persona que está ausente, y tras la conversación, anotamos el mensaje.
Diferentes autores señalan la existencia de déficits en las FE en diferentes trastornos, tales como; Trastorno del Espectro Autista (TEA), Trastorno de Déficits de Atención e Hiperactividad (TDAH), discapacidad intelectual, Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) y otros trastornos de inicio en la infancia, niñez y adolescencia.
En general, cuando las FE no responden adecuadamente a las exigencias del entorno, puede dar lugar a dificultades en nuestra vida diaria.
Entonces…¿pueden trabajarse las funciones ejecutivas?
La respuesta es sí, las FE se pueden entrenar. Gracias a la plasticidad cerebral, cualquier persona, independientemente de su edad, puede entrenar y mejorar estas habilidades, y es que, la realización continuada y repetitiva de ejercicios, actuará sobre las redes neuronales implicadas en la función.
Isabel Vaca Martínez
Psicóloga infantojuvenil especialista en Atención Temprana