

En ocasiones, acuden a nuestrx espacio familias buscando ayuda porque su hijx no quiere separar sus pies de la tierra, rechaza los columpios y los saltos, y volar como “Superman” lo vivencia como una verdadera tortura… ¿os suena?
Estxs niñxs que reaccionan con temor y ansiedad ante situaciones que ponen a prueba su relación con la gravedad, están experimentando lo que conocemos como inseguridad gravitacional.
Y…¿de qué se trata?
La Inseguridad Gravitacional es una dificultad del procesamiento sensorial, relacionada con el funcionamiento del sistema vestibular, encargado de recibir y procesar el movimiento. Sus receptores se encuentran en el oído interno y nos sirve para ejecutar respuestas adecuadas a distintas situaciones. Un ejemplo del funcionamiento de este sistema sería cuando nos tropezamos. Al identificar cómo está siendo la caída podemos reaccionar poniendo las manos para protegernos o moviendo las piernas para evitarla.
Algunos ejemplos de esta conducta serían el miedo a saltar, miedo a ser elevado del suelo o miedo a ser echado hacia atrás sin previo aviso. En general, cualquier movimiento que implique no estar en contacto con el suelo puede resultarles desagradable o generarles miedo. Esto puede verse incrementado si, además, no es un movimiento que estas personas controlen.
¿Cómo afecta en el día a día?
Entre los niños y niñas con inseguridad gravitacional podemos encontrar una limitación en la participación en juegos y actividades motoras. Además, muestran mucha cautela para montarse en columpios o bajarse por el tobogán, entre otras prácticas.
Como comentábamos, pueden mostrar un gran temor cuando separan sus pies del suelo (subir/bajar escaleras, trepar, saltar, suelos que se mueven), por eso tienden a disfrutar de actividades sedentarias. Estxs niñxs muestran miedo a las alturas, a caerse y suelen marearse en el coche. Por lo general, pasan grandes periodos de tiempo acostados o sentados, haciendo todo lo posible para eludir el movimiento (o se mueven con cuidado y lentamente). Evitan sentarse con los pies colgando y, ante grandes espacios abiertos, se sienten perdidos.
¿Qué podemos hacer para ayudar a estxs niñxs a sentirse mejor?
- Modificaciones ambientales: para proporcionarles seguridad en todos los entornos y situaciones. Teniendo en cuenta sus capacidades y su manera de percibir el mundo, no les forzaremos a enfrentarse a situaciones que vivencien como peligrosas. Por ejemplo, si a una niña le resulta un gran reto subirse a un tobogán o montar en una noria, buscaremos alternativas para que pueda participar en los juegos con sus compañerxs y amigxs sin sentir miedo.
- Dieta sensorial: de esta manera tendrá a lo largo del día estímulos que le resulten tranquilizantes. Este recurso le ayudará a reducir el miedo y la ansiedad que le provoca el movimiento.
- Tratamiento en el entorno clínico: en las sesiones de Terapia Ocupacional basada en Integración Sensorial, se crea un entorno seguro y a la vez retador donde el/la niñx tiene siempre el control de la cantidad de estímulo vestibular que recibe, no forzándole nunca a rebasar sus límites.
¿Cómo les acompañamos en su desarrollo?
En el acompañamiento de cualquier niñx en general, y de los que presentan inseguridad gravitacional en particular, hemos de valorar sus capacidades y respetar sus límites. Es indispensable acompañarles desde la empatía y el cariño, brindándoles la seguridad que necesitan para confiar en su cuerpo y en las personas que le rodean.
Rosa Sánchez Alarcón
Terapeuta Ocupacional
Referencias bibliográficas:
- Ayres J. La integración sensorial en los niños: desafíos ocultos. TEA Ediciones.
- Ayres, A. J. (1979). Sensory integration and the child. Los Angeles: Western Psychological Services.
- Koomar, J., & Bundy, A. (1991). The art and science of creating direct intervention from theory. In A. Fisher, E. Murray, & A. Bundy (Eds.), Sensory integration theory and practice (pp. 251–314). Philadelphia: F. A. Davis.