Durante toda nuestra vida escuchamos en reiteradas ocasiones esta palabra, y es un hecho que la autoestima es algo que nos acompaña durante todo nuestro proceso vital. Las creencias que tenemos acerca de nosotrxs mismxs, aquellas cualidades, capacidades, modos de sentir o de pensar que nos atribuimos, conforman nuestra “imagen personal” o “autoimagen”.
Es decir, la “autoestima” es la valoración que hacemos de nosotrxs mismxs, ya sea positiva o negativa, sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida.
Esta autovaloración es muy importante, dado que nos acompaña en nuestra vida cotidiana y, de ella depende en gran parte, la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros. Pero la autoestima no es estática, sino que fluctúa, cambia a lo largo de la vida. Podemos encontrarnos con adolescentes que han tenido hasta el momento una baja autoestima, pero ello no implica que no pueda mejorar.
A pesar de que la autoestima pueda variar, su base se crea durante la infancia y la adolescencia, es decir, se empieza a desarrollar desde que nacemos, y puesto que no tiene un final, si no trabajamos en ella, marcará la autovaloración de la persona en la vida adulta.
Además, puede ocurrir que sucedan variaciones en nuestra autoestima dependiendo del área de la vida en que nos fijemos. Por ello, hay personas con una alta autoestima en el ámbito laboral, ya que las circunstancias vividas en esta área han sido positivas y sin embargo cuentan con una baja autoestima en las relaciones de pareja, debido a que sus experiencias anteriores en este ámbito han sido, en mayor parte, negativas.
Nos sentimos capaces o incapaces, valiosos o no, nos caracterizamos a nosotrxs mismxs con adjetivos negativos o positivos dependiendo de nuestra autoestima. En función de las circunstancias y experiencias que vivimos a lo largo de la vida, esta imagen personal se debilita o se fortalece.
Trabajar nuestra autoimagen es la manera de buscar un cambio en ella. Por ello, es importante tomar consciencia del lugar en el que nos encontramos: ¿Cómo me hablo?, ¿Qué aspectos positivos y negativos encuentro en mí?, ¿Cómo me hace sentir esta valoración que tengo de mi mismx?, ¿Cómo creo que me ven los demás?
Ahora que sabemos que la autoestima puede cambiar y que podemos trabajar para hacerlo, ¿empezamos?
Clara Gandía Sánchez
Picóloga Experta en Adolescentes, Trastornos de Alimentación, Duelo y Trastornos de Ansiedad
* Las ilustraciones son imágenes extraídas del cuento “Yo voy conmigo” de Raquel Díaz Reguera, recurso perfecto para hacernos reflexionar sobre la importancia de aceptarnos y querernos tal como somos.